ENTORNOS HABITADOS EN LA GALERÍA SHIRAS

ENTORNOS HABITADOS EN LA GALERÍA SHIRAS

Shiras Galería termina la temporada inaugurando el próximo 3 de julio a las 19:30 una nueva exposición titulada Entornos habitados. La muestra reúne un conjunto de las obras más recientes de los artistas de la galería, creando un diálogo donde convergen múltiples miradas, técnicas y experiencias.

Entornos habitados gira alrededor de una sensibilidad común hacia los espacios ocupados por los artistas, realidades que se conciben como una red de elementos interconectados que dan forma a la experiencia humana: la luz, los colores, la materia, las memorias personales… El paisaje se revela aquí como una posibilidad a partir de la cual cada artista experimenta e interpreta su contexto individual, mostrando cómo lo cotidiano, lo natural o lo urbano se transforma en lenguaje visual.

En la exposición también se propone un cruce intergeneracional entre artistas de larga trayectoria, media carrera y voces emergentes con una sólida proyección. Esta convivencia de perspectivas y recorridos vitales enriquece la experiencia del espectador, al que se le permite adentrarse en un espacio común donde lo sensorial, lo íntimo y lo colectivo se entretejen en una narrativa compartida.

En esta línea, el trabajo de Miquel Navarro (Mislata, 1945) está marcado por la influencia de su pueblo natal, donde la topografía urbana y el recuerdo del espacio rural se entrelazan en composiciones que oscilan entre lo mítico y lo territorial. Enrique Zabala (Valencia, 1966) y Eduardo Urdiales (Almería, 1998) también se acercan a sus entornos más inmediatos, fijando la atención en escenarios urbanos y situaciones cotidianas que dan pie a distintas capas de significado a partir de lo aparentemente trivial. En cambio, el trabajo de Carlos Sebastiá (Castellón, 1975) consigue que el espectador genere nuevas interpretaciones de esa misma realidad gracias a una combinación de lo onírico y las diversas formas de interpretar la realidad.

Acercándose al paisaje natural, Rosa Torres (Valencia, 1948) delimita las formas orgánicas, extrayendo de ellas una estructura visual depurada en la que el color adquiere un papel protagonista. Podemos encontrar la misma síntesis formal en Sebastián Nicolau (Valencia, 1956),  barajando  los  conceptos  de  realidad-ficción,  tangibilidad  y

representación. Por otro lado, Agustín Serisuelo (Castellón, 1981) crea sus singulares entornos a través de la impresión directa sobre materiales rígidos, permitiendo entender la imagen como un elemento constructivo. Danilo Cuadros(Medellín, 1983) se caracteriza por una profunda exploración de la identidad y la memoria a través de narrativas visuales y literarias. Combina elementos simbólicos como el agua presente en la mayoría de sus obras. Tatiana Blanqué (Sant Cugat, 1971) reflexiona sobre la interconexión de los ecosistemas subrayando la idea de lo natural como símbolo de vida, resistencia y equilibrio. Por su parte, Nuria Rodríguez (Valencia, 1965) explora las conexiones entre ciencia, arte y naturaleza, cuestionando la capacidad de los sistemas de clasificación para capturar toda la diversidad.

En Ricardo Escavy (Calasparra, 1979), Nanda Botella (Valencia, 1960), Daniel Schweitzer (Alemania, 1988), Carolina Valls (Valencia, 1980) o Sergio Rocafort (Valencia, 1995) encontramos un espacio construido desde una perspectiva geométrica a partir de formas esenciales o incluso líneas, como sucede con Samuel Nieto (Cartagena, 1985).

El color entendido como fuerza vertebral de la obra es especialmente visible en artistas como Rafael Canogar (Toledo, 1935) o Horacio Silva (Valencia, 1950) donde encontramos esa energía vital y primaria. Una expresividad similar está presente en Fernando Machado (Linares, 1951) o Cristina Gamón (Valencia, 1987), esta última capaz de trasladarnos a abismos oceánicos en los que nuestra presencia se muestra atónita ante la belleza del color.

Al mismo tiempo, los artistas utilizan la materia como medio sensible a través del cual activar la relación con el entorno: María Aranguren (Madrid, 1961) o Miguel Bañuls (Madrid, 1969), con el uso de materiales sintéticos como el policarbonato celular o el metacrilato, que actúan como membranas que filtran la luz y construyen junto al color paisajes que trascienden lo físico y activan una percepción sensorial del espacio, o Marina Marco (Elche, 1999), que busca una conexión directa y sensible con el territorio.

Color, materia y formas inundan esta exposición dejando constancia de los lugares que protagonizan los artistas. Entornos habitados invita así a recorrer paisajes múltiples — reales o imaginarios— que revelan cómo el arte transforma el espacio en experiencias colectivas.

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