«NO LO LLAMABA HOGAR, PERO ERA TODO LO QUE ELLA TENÍA» DE NATIVIDAD NAVALÓN EN EL MuVIM

Natividad Navalón en la exposición. Foto: Asun Bonilla

El tiempo, en su devenir,
nos mece entre lo que ya no existe
y lo que todavía no es.
Tan sólo a veces un rayo de luz
nos humedece la cara.
Un reflejo que proviene siempre
al asomarnos a nuestro encuentro.
Ese es el momento,
porque ese es el presente.
Nuestra conquista del hoy
la isla a la que asirse
.

Natividad Navalón 2018

Si hay alguna palabra que puede calificar nuestra época es la de indigencia. Vivimos en la pérdida de todo fundamento teórico, de toda verdad que sustente nuestra existencia. Nuestro suelo firme de creencias, que configuraban el conjunto de seguridades sustentadoras de nuestra fe en la realidad, ha estallado por los aires en el mismo momento en el que lo hicieron los dos aviones contra las Torres Gemelas. Esa imagen del terror se ha instalado en nuestras retinas como icono de nuestro siglo. Nada es igual desde entonces.

El miedo y el estado de alerta se han instalado en nuestras vidas, intuyendo obsesivamente al enemigo cerca. La mirada desconfiada nos aleja del otro e imposibilita todo proyecto colectivo. Hemos de mantener una prudencial distancia de seguridad. Los no-lugares son ahora los nuevos espacios del peligro ¿Es posible seguir juntos en la lejanía, en la fría cercanía de una pantalla de ordenador?

Solos y a la intemperie, desasistidos de las grandes verdades de antaño, encaramos con melancolía cada nueva mañana en nuestra isla. Huérfanos y desamparados, nos hemos convertido en funambulistas del vacío.

Han estallado los cánones, los códigos, los patrones, los dogmas y vivimos instalados en la posverdad, sin poder distinguir lo cierto de lo falso, lo claro de lo oscuro. Confusión, extravío, exilio, opacidad son las nuevas metáforas que definen nuestro tiempo.

Mientras tanto vamos, como nómadas, a la búsqueda de la otra orilla; vamos, como náufragos, tras una nueva tierra sólida donde volver a levantar nuestra casa. Somos indigentes que mendigan una nueva verdad.

Nosotras no solo buscamos un mundo nuevo, sino una nueva identidad. Transitamos de los viejos códigos a otros nuevos que están por hacer. La vieja casa de la madre se ha derrumbado y vivimos entre escombros, entre heridas del patriarcado que nos taladran la piel con las finas agujas del “deberías ser”. Nosotras buscamos un lugar más allá de toda violencia donde volver a sentirnos seguras.

Queremos fundar un hogar propio que no sea hecho con desechos.

Mercedes Gómez-Blesa
Filósofa

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