LA INFLUENCIA DE SEGRELLES EN EL ARTE ACTUAL

LA INFLUENCIA DE SEGRELLES EN EL ARTE ACTUAL

POR: JOAN JOSEP SOLER NAVARRO. Historiador y Crítico de Arte. Miembro del ICOM-UNESCO.

Hoy 18 de marzo de 2021 se cumplen 136 años de uno de los días más dichosos para el arte valenciano. En su día dábamos la noticia de la presencia de José Segrelles en la Berlinale de la mano de Ignacio Estrela, realizador y director del Documental «J. Segrelles · Ilustrador Universal» estrenado en el Festival Internacional de Sitges, y que hemos visto entre otros festivales, por la Mostra de Cinema del Mediterràni, Festival Ciutadà Compromés d’Ontinyent, TV3 Televisió de Catalunya y A Punt Televisió Valenciana..

José Segrelles Albert 1885-1969 ALBAIDA-(Valencia) es seguramente un de los artistas valencianos más conocidos y sin duda uno de los diseñadores gráficos más apreciados. Inició las enseñanzas de Bellas Artes en la Academia de San Carlos de Valencia. La prematura muerte de su hermano y tutor junto a otras circunstancias familiares lo suben al tren con destino a la Estación de Sants. Llegó con diecisiete años y Barcelona se desperezaba aún de la Exposición Universal celebrada en el año 1888.

El cíclico eclecticismo de cada relevo de siglo, asoció Europa para buscar una nueva estética y romper con los criterios arquitectónicos producto de la Revolución Industrial. Las fábricas habían cambiado el paisaje natural y el urbano anteriormente existentes, produciendo un nuevo paisaje. El nuevo modo de producción, con sus edificios fabriles, sus medios de comunicación, la necesidad masiva de mano de obra, transformó el espacio urbano y las zonas situadas en pleno campo donde surgieron pequeñas ciudades.

Con la revolución industrial aparecieron nuevos edificios y la arquitectura se transformó adaptándose a los nuevos conceptos ideológicos derivados de los nuevos comportamientos humanos: “El nuevo alumbrado irrumpió en el horario solar, los nuevos transportes acortaron distancias y lugares antes inhóspitos, las nuevas ciudades masificadas por el incremento de la población provocaron nuevas necesidades públicas, nuevos servicios, nuevas comunicaciones, nuevas nociones de higiene y confort” (Aguilar, 1991, 93).

La arquitectura contemporánea tiene sus orígenes en los cambios provocados por la revolución industrial , como han puesto de manifiesto los primeros teóricos que se ocuparon del tema Pevsner, Benévolo, Giedion, Tafuri, Zevi, Franton, y que resume Inmaculada Aguilar (1991, 94): “modifica las técnicas constructivas e introduce nuevos materiales como el hierro y el vidrio (y más tarde el hormigón); modifica el concepto tradicional de ciudad: nuevos servicios, nuevas tipologías, nuevas sistemas de comunicación y nuevo concepto de valor del suelo; estimula el espíritu científico y con él la investigación experimental, que tienen como consecuencia inmediata la creación de escuelas especializadas”.

La electricidad, el ferrocarril, la máquina de vapor, todos los descubrimientos y avances tecnológicos que abrieron camino a la revolución Industrial, iniciaron una notable deshumanización, que cambió por entero la forma de vivir de la población. Las ciudades se expandieron sin ningún control y motivó la aparición de un estilo urbano para contrarrestar el desurbanismo y la arquitectura industrial de la primera mitad del siglo XIX.

Ese nuevo estilo producto de la modernidad, lo conocemos como modernismo y sus mecenas fueron la pujante clase burguesa promotora de la expansión  industrial. La añoranza de lo rural, la nostalgia de la infancia, el recuerdo de los orígenes, condicionaron y sufragaron las soluciones de arquitectos y artistas con conceptos arquitectónicos inspirados en la Naturaleza.

El empleo de materiales de construcción, las formas de los edificios, las figuras de sus fachadas. Los arquitectos y sus escultores colocaron en el exterior de los edificios pájaros, mariposas, hojas y flores a modo de elementos decorativos, como figuras adosadas o como adorno de la piedra o cerámica. También colocaron figuras de tamaño mayor, animales fabulosos o personas, y en las cornisas elementos de cerámica de color. Las ventanas y los balcones disponían de rejas de hierro forjado, labradas artísticamente con motivos inspirados en la Naturaleza. La hermana marginada hasta entonces de todas las artes, la cerámica volvió a desperezarse como elemento indispensable en las decoraciones y los acabados del nuevo estilo.

La burguesía era culta, sensible al arte y encontró en esta nueva arquitectura la manera de satisfacer sus ansias de modernizarse, de expresar su identidad y poner de manifiesto su riqueza y su distinción. El jovencísimo Segrelles iba a convertirse en testigo y protagonista en el diseño gráfico de la Renaixença Catalana. Algunas provincias españolas, sobre todo Cataluña coincidieron con Europa con el art nouveau, el art deco, el jugendstijl, etc. Barcelona inspiró y promocionó el modernismo con personalidad propia y diferenciada. Su denominación geográfica se debe a su particular relación con Cataluña y principalmente con la ciudad de Barcelona, que continuaba intensificando sus características diferenciadoras dentro de la cultura española por razones ideológicas y socioeconómicas, tras el resurgimiento de la cultura catalana en el contexto del espectacular desarrollo urbano e industrial. []

El modernismo catalán expandió su influencia en otras zonas de España, que como Cataluña, vivieron un gran desarrollo económico a principios del siglo XX. Más de 100 arquitectos diseñaron y levantaron centenares de edificios de estilo modernista, destacando entre ellos sobre todo: Antoni Gaudí i Cornet (Reus 1852 – Barcelona 1926), Lluís Domènech Montaner, (Barcelona 1850 – 1923). Josep Puig Cadafalch, Mataró 1867 – Barcelona 1956). Víctor Beltrí y Roqueta (Tortosa 1862 – Cartagena 1935). Pedro Cerdán Martínez (Torre-Pacheco, 1863 – Murcia, 1947), Joaquín de Vargas y Aguirre (1857- 1935), natural de Jerez de la Frontera.

La pintura y el cine, comparten mucho más que, ser creadas para ser contempladas. La pintura se convierte en universal al poder retratar lugares lejanos o recrear mundos inventados y traspasar países y culturas, alguna de ellas, incluso logrando sobrevivir al transcurso del tiempo y convertirse en mitos, después de haberse instalado en nuestras casas, museos o ciudades.

El ilustrador José Segrelles, (1885-1969 Albaida-Valencia-España) muy pronto puso su destreza artística al servicio de la ilustración de la literatura más universal. Empleando gran parte de su juventud, coincidiendo con su madurez artística, se embarcó para dar a conocer su arte en Europa y Estados Unidos. Las revistas y rotativos de más tirada en aquellos años veinte y treinta del efervescente siglo XX, publicaron sus ilustraciones a toda página y a todo color. Cosmopolitan, Redbook, Illustrated London News, The American Weekly, The Art Digest, The New York Times, Fortune, La Esfera, Blanco y Negro, entre otros.

Las obras expuestas en museos, catedrales o academias, favorecen la contemplación de las colecciones pictóricas y la perpetuación y consagración de los artistas que las crearon. Segrelles eligió ser ilustrador y desde aquella primera década del siglo XX, hoy siguen recorriendo cómodamente y cada vez más vistosamente reproducidos los libros y coleccionables, colándose en bibliotecas y hemerotecas públicas o privadas, o en las librerías de familias modestas o sagas adineradas.

De esta manera, el arte de José Segrelles, ha transgredido los siglos de los siglos y ha llegado con su sugestiva fantasía, a las pupilas de los que hoy, apoyándose en la riqueza plástica de los pintores o ilustradores, forjan los fundamentos antes de poner en escena las películas que entretendrán y contemplarán fascinadas, las actuales generaciones.

Segrelles en el arte de Guillermo del Toro.

Es sabido por los seguidores del director cinematográfico, Guillermo del Toro, de su afición a los cómics y empedernida afición a los libros ilustrados. Sus películas se hacen realidad a partir de los Story Board, de los miles de dibujos realizados por los ilustradores más calificados.

El mismo William Stout, dibujante de la película El Laberinto del Fauno galardonada con un Oscar por la Academia de Hollywood, llegaba a confirmar su admiración desde hacía décadas por lo obra de José Segrelles. En alguna ocasión, el mismo Guillermo del Toro había señalado que El Fauno de su película, tenía que ver formalmente con el fauno que dibujó Segrelles y publicada en las páginas “Illustrated London News” el año 1927.

William Stout visitó en septiembre del año 2007, la Casa Museo del Pintor Segrelles (en Albaida-València), y nos comentaba: “Tan pronto como descubrí que había un Museo de Segrelles con su trabajo, decidí que tenía que conocerlo en mi siguiente viaje en España. Descubrí lo obra de José Segrelles de la mano del legendario artista de cómicos CE Al Williamson. Era 1972, William estaba viviendo en Nueva York, trabajando por Harvey Kurtzman y Willy ancianos a ‘Little Annie Fanny “para la revista Playboy. Coincidí en Nueva York con todos mis ídolos. Además de Al Williamson, conocí al mismo tiempo, a Roy Krenkel , Wally Wood, George Evans, Jack Davis, Reed Crandall, Al Feldstein y William Gaines “. Desde entonces he buscado y adquirido todos los libros y láminas que he podido encontrar ilustradas por José Segrelles”.

La influencia de la obra de Segrelles en las películas de Guillermo del Toro, seguían confirmándose, ya que en marzo del año 2009, dos meses antes de que Guillermo contase para su Hobbit, con John Howe, y Alan Lee que ya habían realizado los story board de la trilogía cinematográfica “El Señor de los Anillos” dirigida por Peter Jackson, llegaba a la Casa Museo del ilustrador Segrelles en Albaida. Howe ante lo obra original de uno de los ilustradores más admirados por él, manifestó emocionado la sensación de estar cumpliendo un sueño que creía irrealizable. Para John Howe, aquella visita significó en una sola mañana, “muy poco tiempo…” la posibilidad de contemplar de cerca uno de los grandes maestros universales de la acuarela”, técnica con la que el mismo Howe se encuentra más a gusto para acabar sus ilustraciones.

Otras veces hemos querido reconocer la influencia de las ilustraciones de José Segrelles, en otros directores cinematográficos, concretamente en las películas de Stephen Spielberg, tanto en los personajillos que protagonizaban el final de “Encuentros a la tercera fase” (1977), como en los marcianos de  “La Guerra de los Mundos” (2005). Pero, a falta de confirmar con el director norteamericano, son de momento, felices coincidencias.

Roy Gerald Krenkel (11 Julio 1918 – 24 Febrero 1983), creador de Conan el Bárbaro, era el cimiento artístico de la cuadrilla de colaboradores y amigos integrada por Frank Frazetta, Al Williamson y Angelo Torres, principalmente, conocida como The Fleagles. Cuando Krenkel descubrió a Segrelles, su influencia se extendió a Frazetta.

Hugh F. Rankin (1913-1989)

          Historiador de la América colonial y la Revolución Americana, recibió su doctorado en la Universidad de Carolina del Norte en 1959 y enseñó, 1957-1983, la Universidad de Tulane, donde también fue presidente de la Facultad de atletismo, 1962-1975. Documentos personales y profesionales de Hugh F. Rankin incluyen correspondencia, escritos y otros documentos relacionados con la investigación de Rankin, publicaciones, docencia, tareas administrativas, participación en organizaciones profesionales, y los honores y premios

Tilburne was born November 13, 1887 in New Albany, Indiana.Albert Roanoke Tilburne nació 13 de noviembre 1887 en New Albany, Indiana. His father was Edward Oliver Tilburne, born 1859 in Philadelphia, PA. By 1900 the family had moved to Butte Montana, where they rented a home at 532 West Galena StreeCon 20 años se trasladó a Nueva York y vivió en el bohemio barrio de Greenwich Village, donde se relacionó con muchos radicales de la zona. On February 9, 1911 he married Celine Rousseau, who was born December 31, 1882 in Paris, France. En 1911 se casó con Celine Rousseau, natural de París, Francia.  In 1916 he was a member of the Washington Square Players, a bohemian crowd of poets, writers, dancers, leftists, and artists. En 1916 fue jugador de Washington Square, formada por una multitud bohemia de poetas, escritores, bailarines, izquierdistas, y los artistas.        Many of the avant-garde in New York City at the time were aware of the political turmoil in Europe and eager to contribute their effort to the historic conflict that would come to known as the Great War.

Frank Frazetta, (Brooklyn, Nueva York, 9 de febrero de 1928 – 10 de mayo de 2010) Frazetta nació y creció en Brooklyn, Nueva York. A los ocho años de edad, su maestra de primaria convenció a sus padres para que estudiara en la Brooklyn Academy of Fine Arts bajo la tutela de Michael Falanga, el único instructor de la misma.

Fortunino Matania, nacido en Nápoles en 1881, afincado en Londres desde los inicios del siglo XX, colaborador de las grandes revistas ilustradas de la época, The Sphere, The Illustrated London News… Su obra, algo olvidada, ha ejercido una gran influencia, principalmente, en dos campos, la ilustración de escenas bélicas y de la antigüedad.

Cuarenta años después del trabajo de Segrelles, Berni Wrightson acordó con Chistopher Enterprises la realización de ocho pinturas para un portafolio sobre E.A. Poe: “El corazón delator”, “Los crímenes de la calle Morgue”, “Un descenso al Maelström”, “El entierro prematuro” “El pozo y el péndulo” y otras tres en los que su elección coincidió con la de Segrelles.

“La máscara de la Muerte Roja”.

Wrightson selecciona una escena inmediatamente anterior a la de Segrelles, el príncipe Próspero ordena prender y desenmascarar a la figura alta y cadavérica. Destaca el tono orgiástico de la fiesta -obviado por Segrelles-, auténtico carnaval de despedida de la carne, o mejor, de la vida.

“El gato negro”

Si Segrelles prefería la escena en la que el gato descubre al asesino, Wrightson opta por la frialdad del crimen. Las líneas que convergen en la mujer caída a los pies de su marido -caída “sin un gemido”, como advierte el texto-, la sangre en el hacha y en la cabeza de la víctima y la mirada de ira contenida de su asesino hacia el gato.

“El tonel de amontillado”

La intención original de Wrightson era escenificar el descenso a las catacumbas, dos hombres sumidos en la oscuridad; sin embargo, las dificultades que presentaba su reproducción hacían aconsejable un cambio. Y ahora sí, Wrightson coincidió con Segrelles. La escena del emparedamiento de Fortunato, prácticamente a oscuras en uno, luminosa en el otro; pero en la oscuridad se pierden los detalles, el osario de la catacumba, los disfraces de carnaval de Fortunato y Montresor (cambiando el de éste por el gabán habitual de Wrightson) y una inmensa pared de ladrillo que incomprensiblemente ha podido clausurar.

Berni Wrightson es un historietista estadounidense nacido en Baltimore, Maryland el 27 de octubre de 1948. Si bien en 1968 tuvo su primer reconocimiento como nuevo talento en una convención de ciencia ficción, su carrera profesional comenzó dos años después al publicar en la revista House of Mystery.

LA LECCIÓN MAGISTRAL QUE SEGRELLES LE DEDICÓ A SCHMIDT. (*) Artículo de Ivan Esbrí. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valencia.

(*)Con Segrelles, Schmidt aprendió su primera técnica pictórica, aquella con la que, como se dice en el argot del arte, “rompió la mano”. Primero se toma un papel bien fino, sin grano, empaparlo bien y estirar, se sujeta por los extremos con clavitos y se deja secar. Una vez seco, se le aplica a todo el papel un fondo de color fuertemente oscuro (azules, verdes, cobaltos, negro) el cual, con pincel mojado en agua destilada, se va degradando para hacer surgir (“es difícil, palabra”, comentaba tiempo después Schmidt) los claros de contraste y la penumbra sin dejar de respetar las zonas de sombra. Martz-Schmidt quedó fascinado al comprobar cómo surgían las figuras “iluminadas por un halo cenital de luz submarina”, pues se realizan sin dibujo previo.

Décadas después, Schmidt afirmó que “muchos cómics de ciencia-ficción actuales [años 70-80] tienen su punto de partida en el estilo personal de Segrelles, único en su género”. Con esta técnica Schmidt aprendió a captar el movimiento o, como a él le gustaba decir que hacía Segrelles “interpretar la gran música por medio del color”.

SEGRELLES, WILLIAM STOUT, GUILLERMO DEL TORO.

En septiembre del año 2007 el dibujante norteamericano William Stout, visitaba la Casa Museo del Pintor José Segrelles en Albaida (Valencia), auténtico Santuario para los colaboradores más directos de los films y proyectos de Guillermo del Toro. William Stout dibujó el Story Board de “El Laberinto del Fauno”, dirigida por Guillermo del Toro, galardonada en el 2007 con tres Oscars, -habiéndose quedado nominada para otros tres oscar, pero también de dos de las producciones que llevó a cabo al amparo de los grandes estudios hollywoodienses, Mimic, Hellboy II: El Ejercito Dorado, mostrando a través de 17 pantallas de plasma y a lo largo de unos 150 minutos en alta definición, alrededor de 2.300 imágenes correspondientes fundamentalmente a la fase de pre-producción.

Nos comentaba William Stout que fue el legendario artista de historietas CE Al Williamson, quien le descubrió por primera vez la obra de José Segrelles. “Era 1972, yo estaba viviendo en Nueva York, trabajando para Harvey Kurtzman y Willy ancianos en ‘Little Annie Fanny “para la revista Playboy. Tuve suerte, el primer libro de historietas CE convención se celebró en la ciudad de Nueva York ese año. Coincidí con todos mis ídolos. Además de Al Williamson, conocí a Roy Krenkel, Wally Wood, George Evans, Jack Davis, Reed Crandall, Al Feldstein y William Gaines. Al Williamson me invitó a su casa”.

No era esta la primera vez que se acercaban al Museo Segrelles en Albaida, descubierto para algunos de ellos a partir de las alabanzas de Guillermo del Toro, para quien las ilustraciones de Segrelles son auténticos fetiches y sobre todo una de ellas, el Fauno que se editó en The Illustrated London News en el año 1927, personaje fantasioso en el que Guillermo se inspiró para acabar de dar forma al Fauno con el que conseguiría el Oscar.

JOHN HOWE, ALAN LEE, GUILLERMO DEL TORO.

John Howe, ilustrador al igual que Alan Lee de El Señor de los Anillos y autores de los Story Boards de la trilogía de películas dirigidas por Peter Jackson con el mismo nombre y la del Hobbit, visitaba la Casa Museo del Pintor Segrelles en Albaida en marzo del año 2009.

El propio John Howe le comentaba a la también ilustradora valenciana Reme Tomás, “Desde hace varias décadas el trabajo de José Segrelles, está en muchos libros de arte fantástico, pero hay siempre pocas imágenes. Recientemente me enteré que habían reeditado D. Quijote, pero se ha vuelto a agotar y necesito encontrarlo”.

VICENTE GRACIA.

Gracia se lanzó a la espinosa aventura de trasplantar a sus joyas las maravillosas ilustraciones que para el gran clásico oriental realizó en 1931 el ilustre pintor albaidense José Segrelles.

Si esta colección de Vicente Gracia supone un «más difícil todavía» en su trayectoria, hay que subrayar también la inspirada en el mar y el cosmos, empleando una de sus gemas favoritas: los ópalos, tan impregnados de connotaciones mágicas. Además, el afamado coleccionista Attila Pereghy, muy afecto ya a Valencia y a Gracia, muestras sus últimos hallazgos de ópalos especiales, mensajeros de leyendas y hechizos. Otro atractivo poderoso procede de la insigne dinastía joyera de los Masriera, que arranca de 1840. Del más sobresaliente de sus miembros, Lluís Masriera Rosés, se han cedido para esta exposición unas bellísimas joyas, que realzan sus características ninfas y libélulas, combinando esmaltes traslúcidos y ópalos, piezas ejemplares del «Art Nouveau» primisecular d el XIX.

El cineasta MIGUEL MONLEÓN, Mientras arden las Fallas, 1929
y La Falla “Ojo! Que la están peinando”, de MIGUEL SANTAEULALIA.

El primer cartel de las Fallas de Valencia, lo realizó José Segrelles en el año 1929. Fue impreso en varios idiomas y se colgó en los escaparates de todo el mundo para anunciar las Fallas por primera vez. Segrelles se lo obsequió, desinteresadamente al Marqués de Sotelo, entonces Alcalde, quien lo dio al Consistorio encontrándose hoy en el Museo Fallero de Valencia. Excepcionalmente, salió para ser expuesto junto con los carteles de la Feria de Julio 1945, Visitad Valenciano de la Compañía Española de Turismo y V Centenario de la Canonización de Santo Vicent Herrero (enero-julio de 1955), a la Casa-Museu de Albaida entre los meses de febrero y abril de 2010.

Maqueta y portada del Llibret de la Foguera La Ceràmica “El Llanto del Fauno” de Pedro Abad Marco. Junio 2014 Alicante.

Como aportación anecdótica, cabe señalar también que, estos “Brujos de la Noche” fueron el remate del monumento fallero “Ojo! Que la están peinando”, de Miguel Santaeulalia, plantado en 1993 en Na Jordana (3r Premio y 1r de Ingenio y Gracia Sección Especial). El tablado reproducia un pueblo, en medio de la plaza del que, se ha terminado el busto de una valenciana como falla. Los extraños personajes de Segrelles observan la composición desde el cielo (como en el Cartel miran  Valencia en llamas).

En el año 1929, el cineasta Miguel Monelón rodó ‘Mientras arden las fallas’ El ejercicio de memoria efectuado por la Falla Na Jordana con la proyección de la película ‘Mientras arden las fallas’, dirigida en 1929 por Miguel Monleón, padre del conocido artista Joan Monleón. Nos descubría de nuevo a los “Brujos de la Noche coprotagonistas del cartel segrellista, prendiendo Valencia al final de la película de Monelón.

“Con buen humor inmenso y un arte inimitable, así se hace una falla”. De esta forma introducía la cinta la actividad en un taller fallero, el de Carlos Cortina, mientras preparaban el que sería el primer premio de aquel año, ‘La roda de cavallets’, falla plantada en la plaza del Mercado.

A lo largo de la proyección se pueden ver imágenes de la famosa falla de la plaza de Mariano Benlliure en la que salía retratada Pepita Samper, o ‘El trasllat del Micalet’ que se plantó en la plaza de Tetuán, todo dentro de un argumento más cercano al documental que a la ficción. En definitiva, un testimonio impagable para todo amante de las fallas que se precie.

FERNANDO TORMO Y EL SUEÑO DE SEGRELLES.

Toda la obra de Fernando Tormo, sobrino de Segrelles y director de su Casa Museo en Albaida hasta su fallecimiento en el año 2007, está impregnada de la técnica, la magia y el saber hacer de su maestro. Pero es en las 32 ilustraciones que realizó para El Sueño de Segrelles, del que es autor J.J. Soler Navarro y editado por Brosquil Ed. de Valencia en el año 2004, donde más se acerca Tormo al trabajo de su venerado Segrelles. 

Fernando Tormo nació en 1950 y falleció en el año 2007. Desde los cuatro cruzó la puerta de la casa de sus padres, para instalarse en la casa contigua, la de sus tíos, Conchita y José Segrelles, Lo educaron como si fuera su propio hijo y a la muerte de Segrelles en marzo de 1969, Fernando tuvo el tiempo justo para terminar sus estudios y continuar manteniendo abierta al público la Casa Museo de su tío.

LAS ILUSTRACIONES DE JOSÉ SEGRELLES EN TERRACOTAS DE REME TOMÁS.

Reme Tomás lleva más de una década interpretando con barro las ilustraciones que Segrelles realizó para Las Mil y una noches editadas por Salvat de Barcelona en los años 1932 y 1956 y con anterioridad llevó a la escultura Los Siete Pecados Capitales.

Son varias interpretaciones escultóricas, diferentes puntos de vista, novedosas recreaciones con las que podremos descubrir y disfrutar de cada obra, del detalle de cada figura a partir de la iconografía propia de los trabajos ilustrativos de Segrelles, a través de la tridimensionalidad que ofrecen las esculturas.

Las esculturas de Reme Tomás, van siempre expuestas con fotografías en alta resolución de las acuarelas de Segrelles, con el propósito de ofrecer una exposición didáctica con contenido pedagógico para profundizar en este apasionante tema, y suelen acompañarse de detallados libro-catálogo en los que se recogen los textos que inspiraron los dibujos y las acuarelas de José Segrelles, hasta terminar convirtiéndose en esculturas en manos de Reme Tomás. Han estado expuestas en la Casa Museo del Pintor Segrelles en Albaida; Museo del Azulejo de Onda (Castellón); Casa Museo Modernista de Novelda; Casa Navás de Reus (Tarragona); Museo de la Ciudad de Badajoz (Cáceres); Museo del Carmen de Granada y Sala Gótica del Palacio de los Marqueses de Albaida.

José Segrelles, un ilustrador universal

El arte es algo que se ama, se piensa, se vive, se respira, se observa, se toca. Muchas veces se entiende y se siente. Sentir o no sentir, pero sólo el que ama y siente comprende y recibe la pasión del Arte. Algunos autores, como Vitorino Polo García, han llegado a dar título con ello a una de sus obras: “El Modernismo: La pasión por vivir el arte” publicada en el año 1987 por Montesinos Editor S.A.

José Segrelles se formó como artista en la antigua Lonja de Barcelona, en la que se dio a conocer como dibujante e ilustrador, formando parte durante tres décadas de la cultura de una población alentada por el grato recuerdo de la Exposición Universal de 1888 y la perspectiva de la celebración de la Exposición Internacional de Barcelona del año 1929, en la que se verían los nuevos adelantos tecnológicos, proyectando la imagen de la industria catalana al exterior. De nuevo, aquella exposición originó una remodelación de una parte de la ciudad, en este caso la montaña de Montjuic, así como sus zonas colindantes, especialmente la Plaza de España.

Segrelles creció como artista a la vez que Barcelona prosperaba. Al igual que la ciudad se abrió al mundo, el pintor, ilustrador y cartelista (hoy sería diseñador gráfico) decidió darse a conocer a nivel internacional. Segrelles residió en Barcelona entre 1897 y 1929 y posteriormente trasladó su residencia y sus herramientas de trabajo a Nueva York durante seis años. Le han perpetuado hasta nuestros días los trabajos ilustrativos que realizó para las editoriales catalanas más pujantes de aquel momento, algunas de ellas ya desaparecidas. Las ilustraciones de la Divina Comedia de Dante fueron las obras con las que obtuvo la Medalla de Oro en aquella Exposición Internacional del año 1929 y con la que se marchó a Nueva York para dar a conocer sus creaciones.

Además de la colección antológica más completa conservada en su Museo en Albaida, desde el año 1943, la huella artística de Segrelles sigue hoy expuesta al público en Barcelona. Especialmente celebradas son sus aportaciones al mundo del diseño gráfico, por aquellos conocidos reclamos publicitarios, espectaculares carteles de grandes tiradas en varios idiomas. Entre ellos, el conmemorativo de las bodas de plata del Fútbol Club Barcelona (1924), de cuyo club fue durante varias décadas el cartelista oficial. Así como el centenar de carteles de diversas pruebas deportivas, marcas comerciales de automóviles, bebidas, jabones, o los realizados para la CET Compañía Española de Turismo (1926) y la CLUEA Consejo Levantino Unificado de Exportación Agrícola, (1935) durante la Segunda República. Sin olvidar el idolatrado primer cartel que anunciaba las Fallas de Valencia (1929) y que se distribuyó por todo el mundo. Todos ellos impregnados en motivos, formas y cromatismos del modernismo que se había impuesto.

José Segrelles asistió a diario a la Lonja y acabó la carrera de Bellas Artes. Alternó los estudios con el que fue su primer trabajo en la casa de fotografías Napoleón, estudio considerado uno de los pioneros de las proyecciones cinematográficas en España, a las cuales Segrelles aportaría su ingenio y su saber musical para ambiental con el piano las primeras películas mudas.

Segrelles Dibujó los fondos de las fotografías, y empezó a trabajar como ilustrador para la editorial Granada. A los veintisiete años empezó a ilustrar para la casa Araluce  junto con otros artistas de prestigio. En el año 1921 expuso en Barcelona, y a esta muestra acudieron, entre otras personalidades, el novelista valenciano Vicente Blasco Ibáñez. Sorprendido por tan distinguida obra quiso conocer al autor y le encargó que ilustrará cuatro de sus novelas. Estas son: «La catedral», «Flor de Mayo», «El intruso» y «Los muertos mandan». Segrelles se puso de inmediato a trabajar en este proyecto, captando perfectamente el ambiente que Blasco Ibáñez introduce en sus relatos, en ocasiones aconsejado y orientado por correspondencia postal por el propio escritor. En el año 1923 se publicaron en España «Las Florecillas de San Francisco», trabajo paralelo al de Blásco Ibáñez.

En 1926 la revista “The Illustrated London News” le invitó a colaborar con ella. A partir del año 1927 le publicaron once temas sobre Beethoven, músico predilecto entre Wagner, Chopin y Mozart,  sobre la música de los cuales también pintó diversas obras. Después de firmar con la revista inglesa se publicó en Italia «La Leggenda Francescana» que, al igual que en España, tuvo una grandísima aceptación. En el año 1929 Segrelles fue galardonado como hemos dicho, con la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Barcelona.

En 1930 ilustra “Las Mil y Una Noches” para Salvat Editores, y nueve de sus temas se publican en “The Illustrated London News”. Obtienen un grandioso éxito, tanto en Europa como en EE.UU. con su revista filial “Skets”

El 14 de abril de 1931 se proclama la II República Española. Al día siguiente, José Segrelles inaugura su exposición individual en el Roerich Museum de Nueva York. Años más tarde (1985) Barry Klugerman en la revista americana Epic, recuerda: “el artista valenciano José Segrelles Albert está hoy día más bien olvidado, pero hace cincuenta años fue considerado por la crítica como el mejor ilustrador español de su generación y un pintor imaginativo de excepcional brillantez… Aun cuando la comparación con la obra de Doré, Rackham y Dulac resultaba inevitable en su tiempo, sus llamadas “visiones” tenían y tienen cualidades persuasivas únicas que le son propias y que desde su primera aparición llamó la atención del lector a ambos lados del Atlántico”.

En 1932, cumple el encargo de Salvat, de Barcelona, y sale al mercado el libro de los famosos cuentos de «Aladino y la lámpara maravillosa”, “Alí-Babá y los 40 ladrones”, “El príncipe Diamante”, «Farizada la de la sonrisa de Rosa” y “Simbad, el marino”, con un total de treinta y dos bellísimas ilustraciones a todo color. También en 1932 se editaron en la revista inglesa cuatro ilustraciones sobre “Famosos sueños».

Durante su estancia en América, Segrelles disfrutó como en pocas ocasiones de su triunfo y saboreó su gloriosa fama sin parar de trabajar. Pero, a menudo, echaba de menos su tierra y el estudio de su casa en Albaida. Para apagar esa melancolía empezó a diseñar y esbozar salas y rincones, los cuales formarían años más tarde los diseños que aún hoy podemos contemplar en su Casa-Museo.

En 1936 estalló la guerra civil española y el pintor pasó los tres años en su ciudad natal, soportando las vicisitudes de una contienda de tales dimensiones. Siguió trabajando en el estudio de la casa de sus padres, realizando algunos retratos y preparando temas para ilustraciones. En 1940 fijó definitivamente su residencia en Albaida. Empezó por fin, a hacer sus sueños realidad: alzar un estudio amplio y luminoso, como un palacete árabe, de acuerdo con los dibujos realizados en Nueva York. Cuenta con una biblioteca con más de once mil libros y más de cinco mil comics. Una sala museo para dar recitales y conferencias.

Finalizados los encargos religiosos para la iglesia arciprestal de Albaida con varios óleos de tamaño considerable que adornan el retablo de este templo, a partir de esta obra monumental empienzan a llegar encargos de otras ciudades además de Valencia, ya que su arte místico se extendió hasta El Vaticano, en Roma. 

En la década de los 50 emprendió, como posible evasión de las obras religiosas, una nueva etapa en la cual empleará toda su imaginación y técnica: los temas siderales. Empieza esbozando al carbón imaginarios cráteres lunares, y es en 1960 cuando empieza realmente a soñar y recrear innumerables temas espaciales, ejecutando la mayoría de ellos al óleo. Segrelles, con curiosidad, siguió los proyectos «Apolo» y se interesó por los programas de lanzamiento, pensando, -aunque la idea le desagradara-, que el hombre algún día llegaría la Luna. Muchos años antes se atrevió a ilustrar, inspirado en el texto de H.G. Wells, “La Guerra de los Mundos”. Uno de los grandes trabajos de esta serie es “Invasión de los Marcianos a la Tierra”, significativo lienzo que actualmente se encuentra en su Museo de Albaida.

Pero Segrelles no fue únicamente pintor, también ocupó el puesto de Diputado y Catedrático de Bellas Artes en la Universidad de Valencia. Poco después de abandonar estos cargos lo nombraron pintor de cámara a título permanente de la Excelentísima Diputación de Valencia y durante años ilustró el Libro de Oro de esta entidad con más de 70 originales.

En el año 1965 TVE le invitó y dedicó un amplio programa de entretenimiento, «Ésta es su vida», presentado por Federico Gallo y emitido desde Barcelona, Estudios Miramar, para toda España (recordemos que por entonces sólo había dos canales de televisión).

Con una gran admiración hacia las obras de Cervantes, Segrelles pintó desde el principio de su carrera, las aventuras de «Don Quijote de la Mancha». Desde 1930, y por mediación de un contrato firmado con la Editorial Gallach-Calpe, les entregó todo aquello que pintaba referente al caballero de la triste figura, pero por diversas causas no llegó a publicarse hasta 1966. A sus ochenta años, protagonizó la presentación del libro y exposición de los originales en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Volvió a revivir su triunfo Americano, esta vez recogido por las cámaras del NODO y proyectado en todos los cines españoles. En plena eclosión de la República Española, con su exposición en Nueva York, Segrelles eclipsó la noticia de la declaración de la II República 24 horas antes en los rotativos nacionales. En aquel momento, 1966, Segrelles volvió a acaparar, ahora en su país, la atención cultural de la prensa nacional. La prensa de Madrid, Barcelona y Valencia volvió a encontrarse con Segrelles y por unanimidad le proclamaron como el mejor ilustrador universal. Segrelles, a raíz de este acontecimiento, manifestó: “El Quijote ha sido el vértice de mi carrera artística”.

Falleció a los 83 años, a las cinco de la tarde del 3 de marzo de 1969. Minutos antes había observado por televisión cómo el “Apolo IX” se abría camino por el espacio rumbo a la Luna.

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